Las variaciones del tiempo atmosférico
Hay que cuidar nuestro hogar |
El tiempo puede tener a la vez efectos beneficiosos y
perjudiciales. Los fenómenos meteorológicos extremos, como los tornados o los
huracanes, pueden emplear grandes cantidades de energía en su trayectoria y
arrasar con todo lo que encuentren a su paso. La vegetación superficial ha
desarrollado una dependencia de la variación estacional del tiempo, y los
cambios repentinos, aunque sólo duren algunos años, pueden tener un efecto
devastador, tanto en la vegetación como en los animales que dependen de ella
para alimentarse.
Erupción del Volcán Mayón en la isla de Luzón, Filipinas, en
1984. Puede verse a la izquierda una nube formada por vapor de agua muy
caliente de la erupción al enfriarse con la temperatura ambiente.
Fuente hidrotermal submarina, cuya energía produce el
ambiente que posibilita la existencia de fauna abisal en sus alrededores a
pesar de la enorme presión que existe por la gran profundidad del fondo
oceánico
Variables
naturales
Muchas veces nos confundimos
cuando hablamos de tiempo y clima, sin saber cuál es la diferencia real entre
estos dos términos. Sin embargo, ambos son dos formas de considerar los cambios
y variaciones que se producen en la temperatura.
El tiempo atmosférico es el
conjunto de cambios que ocurren diariamente en un lugar determinado; el clima,
en cambio, es el tiempo habitual que existe en alguna zona pero que puede durar
muchos años; es la generalización del estado del tiempo.
La Tierra es el ambiente perfecto
para el desarrollo de variadas formas de vida. Sin embargo, todo organismo,
incluido el ser humano, debe adaptarse al ambiente en el que está inmerso. Una
de las grandes variables naturales que determina no sólo la presencia de
animales y vegetales, sino que también condiciona el desarrollo de toda forma
de vida, el asentamiento humano y la realización de actividades productivas es
el clima.
Este suele confundirse con el
tiempo meteorológico, ya que ambos analizan las mismas variables (entre ellas,
temperatura, presión y humedad atmosférica), pero con diferencias considerables
de tiempo cronológico. Cuando hablamos de tiempo solo nos restringimos a las
condiciones diarias existentes en una zona; en cambio, el clima corresponde al
conjunto de fenómenos meteorológicos recurrentes (patrón promedio) de un
determinado lugar (ya sea local, regional o global), tomando en cuenta un mayor
lapso de tiempo (por lo general, años).
La insolación
Casi la totalidad de la energía
que genera todos los cambios atmosféricos procede de la radiación solar, es
decir, de la insolación. Pero los rayos solares no calientan directamente al
aire atmosférico por la propiedad del aire en su conjunto de la diatermancia
que explica que la atmósfera se deja atravesar por los rayos solares sin
prácticamente calentarse. Así el calentamiento de la atmósfera por la radiación
solar es indirecto: los rayos solares calientan primero la litósfera (de manera
rápida) y la hidrósfera (más lentamente). Cuando tanto la litósfera como la
hidrósfera se han calentado, van cediendo ese calor a la atmósfera, la primera
rápidamente y la segunda más lentamente, todo ello de acuerdo a lo explicado en
el artículo sobre la diatermancia.
Otras fuentes de energía atmosférica
Además de la radiación solar existen tres fuentes menores de
energía térmica que pueden calentar la atmósfera:
La energía geotérmica de los puntos calientes en el fondo
oceánico. Esta energía pasa al agua oceánica que se calienta o llega incluso a
hervir, evaporándose con lo que absorbe calor que, al condensarse pasa al aire
atmosférico.
Las erupciones volcánicas también pueden llegar a calentar
la atmósfera de manera directa, sin que la radiación solar intervenga.
La transpiración de plantas y animales así como la
respiración de los seres vivos.
Estas tres fuentes de calor resultan insignificantes cuando
las comparamos con la energía solar recibida en la superficie terrestre. Si
aquí se señalan es para aclarar la idea inicial de este tema de que la casi
totalidad de la energía que se almacena en la atmósfera procede de la radiación
solar.
Fenómenos
meteorológicos
Huracán Luis
en 1995.
El tiempo
cambia movido por las diferencias de energía solar percibida en cada área
diferenciada de acuerdo con una escala de tiempo que va desde menos de un día
(diferencias de radiación entre el día y la noche) hasta períodos estacionales
a lo largo del año. Las estaciones meteorológicas miden las distintas variables
locales del tiempo como la temperatura, la presión atmosférica, la humedad, la
nubosidad, el viento y el monto pluviométrico de las lluvias o precipitaciones.
Conocidas estas variables directas, se pueden averiguar otras derivadas, como
la presión de vapor de condensación, la temperatura de sensación o la
temperatura de bochorno.
Mediante
redes de estaciones meteorológicas locales, estaciones en barcos y satélites
meteorológicos, la meteorología intenta averiguar las variables meteorológicas
en los vértices de una malla tridimensional del menor tamaño posible. A partir
de estas condiciones iniciales y aplicando las leyes de la física, se intenta
predecir la evolución del tiempo a 12 horas, 24, 48, 72 y 96 horas. Para ello
hay que usar potentes ordenadores que se encargan de realizar los cálculos
usando un modelo predictivo de tipo empírico.
Elementos
climáticos
El clima no tiene que ver
únicamente con la temperatura existente en un momento dado, ya que está
determinado por todos los elementos meteorológicos que se dan en una región:
temperatura, presión atmosférica, humedad, vientos, y precipitaciones. Todos
estos elementos están condicionados por los llamados factores del clima, es
decir, los que hacen que se produzca un clima con determinadas características.
Temperatura
Es la cantidad de calor que posee
la atmósfera, dependiendo de la energía que el Sol genere. Por ello, está
relacionada directamente con la radiación solar.
Si bien el Sol emite directamente
hacia nuestro planeta sus rayos, estos no llegan de forma íntegra a la
superficie terrestre.
Una de las principales causas es
la acción protectora de la atmósfera (capa de ozono), que impide la llegada de
rayos dañinos y retiene, en su parte alta, una buena cantidad de radiación.
La temperatura varía de acuerdo
con el lugar del planeta (latitud) donde nos situemos, ya que no todos los
puntos del planeta reciben la misma cantidad de radiación solar.
La posición de la Tierra con
respecto al Sol y el movimiento de la misma alrededor de él condiciona la
llegada más directa de los rayos solares al Ecuador (donde las temperaturas son
bastante altas), mientras que en la zona de los polos la radiación pasa
escasamente, disminuyendo así la temperatura.
Existen varios instrumentos para
medir la temperatura de un lugar. Entre ellos destacan los termómetros de
máximas y mínimas, que, como su nombre lo indica, sirven para medir las
temperaturas extremas de un determinado momento. Si bien realizan la misma
función, su estructura es diferente, ya que el primero contiene en su interior
mercurio y el segundo, alcohol. Usualmente, la temperatura atmosférica se mide
en grados Celsius (ºC), pero también existen otras escalas de medición térmica,
como las de grados Fahrenheit o Kelvin.
Presión
atmosférica
Se refiere a la fuerza que ejerce
la atmósfera en todas las direcciones, producto del peso de sus capas
superiores y de la atracción (fuerza de gravedad) que ejerce la superficie
terrestre. La unidad de medida de la presión atmosférica es la atmósfera,
definida como la cantidad de peso que ejerce una columna de mercurio de 760
milímetros de altura a una latitud de 45º, al nivel del mar y a una temperatura
de 0º centígrados.
En meteorología se usan los
milibares o milímetros de mercurio. La relación entre estas medidas es la
siguiente: 1 atmósfera son 1.013,2 milibares o 760 milímetros de mercurio.
La presión atmosférica disminuye
con la altitud, debido a que cuanto más alto está un punto sobre el nivel del
mar menos capa de aire tiene por encima.
Esta disminución no se realiza
por igual en toda la atmósfera, el descenso es de 1,33 milibares por cada 11
metros de ascensión; mientras que en las capas atmosféricas más altas, la
disminución es más lenta.
De igual manera, si nos movemos
horizontalmente, la presión atmosférica no es igual en todas partes, ya que si
nos encontramos en un sector donde el aire es frío, este desciende y genera una
presión más alta sobre la Tierra, mientras que si el aire se calienta, se eleva
y en la superficie existirá una baja presión. A los centros de baja presión se
les denomina ciclones, mientras que los de alta presión reciben el nombre de
anticiclones.
El principal instrumento
utilizado para su análisis es el barómetro de mercurio, instrumento que consta
de un tubo de cristal lleno de mercurio, con un extremo abierto que va
sumergido en una cubeta. También existe el barómetro aneroide, cuyas
variaciones son reflejadas por las agujas de un reloj.
Vientos
El aire que contiene nuestra
atmósfera está en constante movimiento por medio de las corrientes o vientos.
Estos viajan por la atmósfera a partir de una diferencia en la presión, capaz
de desplazar el aire desde las zonas de mayor a menor presión.
Cuando la atmósfera se calienta,
lo hace primero desde su capa más inferior hasta la más superior, lo que
provoca una dilatación del aire. Paulatinamente, el aire comienza a subir,
creando un flujo circular constante.
La Tierra gira sobre su eje de
oeste a este, provocando una desviación de todos los objetos en movimiento,
incluyendo los vientos. A este efecto se le llama fuerza de Coriolis. Esta
determina que todos los objetos en movimiento situados en el hemisferio norte,
incluyendo las masas de aire, se desvíen en el sentido de las agujas de un
reloj, mientras que aquellos situados en el hemisferio sur toman la dirección
opuesta.
Es posible identificar dos
principales grupos de vientos, los cuales se clasifican de acuerdo con la
superficie que cubren en su recorrido y con su regularidad. Hablamos de vientos
planetarios cuando se trata de aquellos que cubren y se desplazan por grandes
extensiones de la Tierra, mientras que al referirnos a vientos locales
indicamos aquellos que se rigen por las condiciones topográficas de un sector
determinado y más limitados.
Los vientos planetarios son los
alisios, contralisios y circumpolares.
Los vientos alisios circulan
entre los trópicos, desde los 30 o 35º de latitud hacia el Ecuador. Se dirigen
desde las altas presiones subtropicales hacia las bajas presiones ecuatoriales.
Dado que estos vientos proceden de dirección este, son también llamados alisios
del este y, gracias a la fuerza de Coriolis, siempre se mueven hacia el oeste.
El aire ecuatorial se eleva, se
enfría y se mueve en dirección norte y sur, alejándose de la región ecuatorial.
A unos 30º de latitud norte, el aire se enfría cada vez más e inicia el
descenso. El aire en descenso va calentándose y fluye por la superficie en
dirección norte, hacia el polo, o en dirección sur, hacia el Ecuador. Hablamos,
entonces, de vientos contralisios cuando se trata de vientos que se mueven de
los trópicos hacia los polos y las corrientes de aire que fluyen hacia el sur
se convierten en los alisios del norte de latitudes bajas.
El aire de las capas altas
continúa dirigiéndose lentamente hacia el norte y enfriándose, descendiendo
finalmente en la región polar. Allí se enfría todavía más a nivel superficial y
fluye en dirección sur. Esas masas de aire en movimiento se denominan vientos
circumpolares (que circundan los polos). La circulación de las masa de aire en
el hemisferio sur se producen de forma similar a las descritas aquí para el
hemisferio norte.
En el caso de los vientos
locales, existe una enorme variedad, cada uno de ellos con características
propias.
Entre los más conocidos podemos
nombrar el Chinook, viento seco que sopla desde el norte hacia el este de las
Montañas Rocosas, en Estados Unidos; el Foehn o Föhn, flujo de aire cálido y
seco que afecta la zona más septentrional de los Alpes; el Doctor, brisa marina
que sopla a mediodía en una localidad australiana; el Pampero, un viento frío
del sudoeste de los Andes, en Argentina, y el Mistral, masa de aire fría y seca
procedente del noroeste que se presenta cuando el cielo está despejado y que
influye directamente en la zona norte del Mediterráneo.
Las principales características
que podemos analizar con respecto al viento son su velocidad y dirección,
utilizando para su análisis el anemómetro y la veleta, respectivamente.
Humedad
atmosférica
Corresponde a la cantidad de
vapor de agua presente en el aire, originada por la evaporación del vital
elemento desde los océanos, lagos y ríos. Se relaciona directamente con la
temperatura, ya que las masas de aire cálido contienen mayor humedad que las de
aire frío.
Existe una cantidad límite de
humedad que puede contener una masa de aire, denominada punto de saturación.
Una vez traspasado este umbral, el vapor de agua contenido cambia de estado, se
condensa y se convierte en precipitaciones. Estas últimas pueden presentarse
como lluvias, granizo o nieve.
La humedad atmosférica se puede
expresar de forma absoluta como humedad absoluta, o de forma relativa como
humedad relativa o grado de humedad. La primera, se refiere a la masa total de
vapor de agua que contiene la atmósfera en un momento dado, y la segunda, es la
relación porcentual entre la cantidad de vapor de agua real que existe en la
atmósfera y la máxima que podría contener a idéntica temperatura sin
precipitarse.
Para medir la humedad atmosférica
se utiliza el psicrómetro y el higrómetro.
Nubes
Si bien no constituyen
esencialmente un elemento climático, las nubes son uno de los principales
indicadores de las condiciones meteorológicas de un determinado sector.
Estas corresponden a masas
visibles de vapor de agua o de cristales de hielo suspendidas en el cielo.
Cuando el vapor de agua en el aire se eleva lo suficiente como para enfriarse y
convertirse en gotas de agua (proceso llamado condensación), estas se unen formando
una nube.
A pesar de existir una gran
variedad, es posible identificar tres tipos básicos: cúmulos, estratos y
cirros. Los cúmulos corresponden a las típicas nubes blancas y esponjosas
(semejantes al algodón) que podemos apreciar durante los días cálidos, formadas
por la elevación de burbujas de aire caliente. Por ello, sólo aparecen de día,
ya que por la noche el aire ya no es calentado por la superficie terrestre y,
por lo tanto, ya no se eleva para formarlos.
Los estratos son nubes que se
ubican en capas, las que pueden llegar a cubrir totalmente el cielo. Son las
nubes más bajas, que se forman a unos 500 metros de altura. En algunas
ocasiones generan lloviznas persistentes o finas nevadas; incluso, en las
regiones montañosas producen una bruma húmeda.
Por último, los cirros
corresponden a formaciones nubosas ubicadas a gran altura (más de 5
kilómetros), lo que ocasiona que el agua que contienen se transforme en
cristales de hielo. Son similares a delgados filamentos brillantes.
Factores
del clima
Todos los elementos anteriormente
nombrados están determinados por una serie de rasgos geográficos y naturales
que alteran las características climáticas de un sector determinado y que
influyen en la generación de las condiciones meteorológicas.
Estos
reciben el nombre de factores del clima y entre los principales, destacan:
Altitud: se relaciona con la
altura de un lugar de la Tierra en relación con el nivel del mar. La
temperatura del aire disminuye con la altitud, esto se explica al estudiar las propiedades
físicas del aire: las moléculas de aire que se encuentran bajo presión, chocan
unas contra otras, aumentando así la temperatura. Cuando el aire cálido
asciende, la presión sobre él disminuye. El aire se expande, entonces se reduce
el número de colisiones y el aire se enfría. Este proceso se denomina
enfriamiento adiabático. La velocidad del enfriamiento adiabático del aire seco
es de, aproximadamente, 10ºC por cada 1.000 metros de altitud. El aire húmedo
se enfría más lentamente. La tasa de cambio de la temperatura con la altitud se
denomina gradiente adiabático.
Latitud: la cantidad de energía
interceptada en cualquier punto de la superficie de la Tierra varía
considerablemente con la latitud. En las cercanías del Ecuador, los rayos del
Sol son casi perpendiculares a la superficie terrestre y este sector recibe más
energía por unidad de área que las regiones al norte y al sur, mientras que las
regiones polares reciben el mínimo. Además, dado que la Tierra, que está
inclinada sobre su eje, rota una vez cada 24 horas y completa una órbita
alrededor del Sol más o menos cada 365 días, el ángulo de incidencia de la
radiación y, por tanto, la cantidad de energía que alcanza en diferentes partes
de la superficie cambia hora tras hora y estación tras estación.
Relieve: es un factor superficial
que actúa, preferentemente, sobre las temperaturas y las precipitaciones.
Un claro ejemplo es la acción de
las cordilleras en las condiciones climáticas de un determinado sector. Cuando
una masa de aire encuentra una montaña, asciende y se enfría, se satura (ya que
el aire frío no puede contener mucho menos agua que el aire cálido) y libera
gran parte de su humedad sobre la ladera de barlovento (expuesta al viento).
Cuando el aire frío y seco desciende de nuevo por la parte de sotavento, se
calienta y absorbe humedad. Como resultado, la ladera de barlovento de una
montaña suele presentar una vegetación densa y vigorosa, así como un mayor
número de otras especies, que la ladera de sotavento, en la que aparecen algunas
zonas áridas o secas, con condiciones incluso similares a los desiertos. Este
fenómeno se denomina sombra de lluvia.
Distancia de la tierra con el
mar: la acción modificadora del océano sobre las zonas climáticas también es un
factor determinante para entender las condiciones de temperatura y
precipitaciones de un sector. El océano mantiene por un tiempo la temperatura que
recibe de los rayos solares, lo que permite que las zonas que están cerca de él
tengan temperaturas menos variables. Por ejemplo, en la playa las temperaturas
del día y la noche, en invierno y verano, no tienen grandes variaciones, como
sí las tiene una ciudad en la misma latitud, pero alejada del mar.
Corrientes marinas: corresponden
a una de las tres formas de movimiento permanente que poseen las aguas de los
océanos (las otras dos son las olas y las mareas) y que influye directamente en
las condiciones climáticas. Por la acción del viento, grandes masas de aguas
superficiales viajan desde el Ecuador, transmitiendo su calor hacia las
latitudes más altas y modificando, principalmente, las condiciones climáticas
de las regiones costeras.
Adaptaciones
habitacionales
La mayoría de las actividades
humanas están regidas por el clima. En cualquier parte del mundo, tanto las
actividades productivas, la alimentación, el vestuario e incluso, los ritmos de
trabajo están condicionados por este factor natural. Un claro ejemplo lo
encontramos en las diferentes construcciones habitacionales. En algunas zonas
del Ártico, donde el clima se caracteriza por ser extremadamente frío, habitan
algunas tribus que construyen refugios temporales con bloques de hielo y nieve,
llamados iglúes, que los protegen del frío imperante. En los sectores donde el
clima es cálido, las casas poseen pocas paredes internas para que exista una
buena circulación del aire, mientras que en los sectores desérticos, las
construcciones típicas muchas veces están pintadas de blanco para reflejar el
sol.
No hay comentarios:
Publicar un comentario